Después de los años 60 del siglo XX, un nuevo imaginario del cuerpo ha tomado peso y conquistado las prácticas y discursos hasta esos momentos inéditos; la imagen corporal se modifico drásticamente, se recordará que “la imagen corporal puede ser definida como una representación interna, mental, o auto esquema de apariencia física de una persona”14. A partir de esa década el imaginario social que se tenía del cuerpo se enfocó en darle a éste un lugar de suma importancia para el sujeto, el cuerpo abandonó las profundidades en las que se le había tenido sumido durante siglos, por la idea de ser depositario de los más bajos instintos y portador del pecado, esto desde el punto de vista religioso, lo que llevó a menospreciarlo; este argumento ha cambiado para darle un giro de 180° , no es que antes se desentendieran del cuerpo, pues la sexualidad, un recinto importante del cuerpo, siempre ha tenido una especial atención, ya sea ocultándola o regulándola por medio de la creación de dispositivos, por medio de los cuales se podía manifestar. En este sentido no sólo la sexualidad se ve alterada con esta nueva imagen del cuerpo, también trasforma otros aspectos de la vida de los sujetos, su forma de vida como sus hábitos alimenticios, higiénicos, deportivos y la realización personal, aunado a la seguridad que pueda surgir de la relación que se tenga con el cuerpo, ya que la “estima que se tenga con respecto al cuerpo influencia en la autoestima, eso significa que sentirse bien con él producirá un efecto general de bienestar”15. En nuestra civilización existe una imagen más sagrada del cuerpo, una imagen santificada en la que el cuerpo aparece en guerra consigo mismo, como una fuente de sufrimiento e infelicidad.
La manera de percibir el cuerpo está marcada indudablemente por la época histórica y la sociedad en la que se encuentre el sujeto, así la imagen corporal contemporánea está impresa por una fuerte tendencia a conservarlo joven, delgado, sin el más leve signo de decrepitud o de descuido, “además existe en nuestra sociedad una gerontofobia, que considera el envejecimiento como un rival,
una amenaza en lo económico y en lo laboral”16. Sumado al discurso de la salud
quien en los últimos años ha alertado a la población por el aumento de la obesidad, fuente de enfermedades graves que cobran la vida de muchas personas, como es el caso de la diabetes, la hipertensión arterial o los males cardiacos; el avance tecnológico de igual manera se centra en modificar, alterar e incluso trasformar la envoltura corporal con el afán de construir un cuerpo que marche a la par con el discurso social.
La hegemonía de la moda.
Uno de los imperativos del discurso social con respecto al constante cuidado del cuerpo es sin duda el manejo por medio de la moda que se ha hecho de éste. “La moda ha estado ligada al placer de ver, pero también al placer de ser mirado por los demás; la moda no crea todas las piezas del narcisismo, la reproduce de forma notable, hace de él una estructura constitutiva permanente de la gente del mundo animándola a ocuparse en delante de su imagen, a buscar la gracia, la originalidad”17. Con el paso del tiempo, la moda se ha ido consolidando no solo en lo económico, sino que es una fuente inagotable de plusvalía, es un llamado a la manera en que se debe procurar al cuerpo. Esta moda por llamarla así, de la preocupación del cuerpo, cada día más acentuada, ha llevado a los sujetos a buscar constantemente ese cuerpo idealizado, producto del modelo que reproducen medios de comunicación masiva hacia los cuerpos atractivos, no es de sorprenderse que una parte de la sociedad se lance a la búsqueda de una apariencia física ensalzada. “La exposición de modelos de cuerpos hermosos está determinada en las últimas décadas por una compulsión a buscar una anatomía perfecta, determinando, sobre todo en las mujeres, un aumento en los trastornos de la alimentación como la anorexia y la bulimia”18. Predominan en todas partes
las imágenes de sujetos poseedores de un cuerpo escultural, consumidores de productos, como la vestimenta, Ya lo mencionaba Perniola, M. en 1991, “La ropa es lo que confiere al hombre su identidad antropológica, social y religiosa, en una palabra su ser”19. Además de la comida, servicios de mantenimiento del cuerpo como: gimnasio, medicamentos, cremas, cosméticos y cirugías correctoras, todo de manera hecha para construir un cuerpo a la carta. Con los imperativos del mercado, “todos caemos bajo el peso de un superyo consumidor, forma inédita hasta aquí”20
Reinan por todos lados los mensajes de ese cuerpo industrializado, comercializado, productor de angustias , sufrimiento e infelicidad , el predominio del cuerpo es un signo de nuestros tiempos de globalización y dominio de los mass medias , en ellos se encuentra un superyo, aludiendo al término freudiano, para referirse a esa instancia que delimita el espacio en el que el sujeto se debe conducir, una instancia que impone las reglas que se han de seguir, es como lo………..
NOS VEMOS LA PROXIMA SEMANA.
14 Becker, B.(2000) El cuerpo y su implicancia en el área emocional, Revista digital: Educación Física y Deportes, Recuperado el 23 de Enero del 2006, http://www.educacionfisicaydeportes.com/articulopsicologia.
15 Sennet, R. (1994) “Carne y Piedra; el cuerpo y la ciudad en la civilización occidental”, Barcelona, España, Edith. Alianza, Pág. 78
16 Rovaletti, M. (1998) “Corporalidad, la problemática del cuerpo en el pensamiento actual”, México, Lugar Editorial, Pág. 95
17 Lipovetsky, G. (1990) “El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas”, Barcelona, España, Edith. Anagrama, Pág. 83
18 Citado en Becker, B. (2000) art. cit.
19 Perniola, M. (1991) Entre vestidos y desnudos. En: Fere, M. Naddaff, R. y Tazi, N. (Ed) “Fragmentos para una historias del cuerpo humano, parte segunda”, Madrid, España, Edit. Laurus, Pág. 245.
20 Citado en Colette, S. (2000) “La maldición sobre el sexo”, Buenos Aires, Argentina, Edith. Manantial,
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