b) Música y baile.
La música, el baile y la euforia que produce, es también un símbolo de pertenencia. No solo comparten el gusto por la música, sino que comparten ese escape, que hacen propio, pues es lo que tienen en ese momento.
La tribu así define su estereotipo, donde la sociabilidad a su vez se encuentra en el baile, la
manera más creativa de interactuar y comunicarse sin tener forzosamente que conocerse en el plano más íntimo.
c) Ideología política.
para mí un héroe no es una persona que rescate a la gente
porque ese tipo de personas ya no existen
con ayudar, cuidar y proteger a alguien se es un héroe…”
Vecina de13 años. Segundo de Secundaria.
La mayoría de los participantes se pueden denominar dentro de una de pensamiento político izquierdista donde su ideología se encamina dentro de una justicia social, resaltando como héroes a los revolucionarios como Zapata, Pancho Villa, Marcos el Che, SuperKool 223 (grafiti), Calle 13 (rap) Run-DMC (hip hop) con quienes se sienten identificados no sólo por su visión de justicia e igualdad, sino también por el manejo de rupturas sociales que estos utilizaron para llegar a un fin justo.
El sentirse revolucionarios pareciera que no sólo es una postura política, también es un levantamiento contra los estereotipos sociales que ellos buscan romper.
Todo esto ayuda a los jóvenes crear un nuevo significado a los símbolos u objetos, además permite la construcción de estilos juveniles conformados por elementos culturales, como la música, la estética, incluso el lenguaje y que diferencia a cada uno de estos grupos (Zarzuri, 2000)
“En este último sentido, las Tribus Urbanas podrían constituir una cristalización de tensiones, encrucijadas y ansiedades que atraviesan a la(s) juventud(es) contemporánea(s). Son la expresión de una crisis de sentido a la cual nos arroja la modernidad, pero también constituyen la manifestación de una disidencia cultural o una “resistencia” ante una sociedad desencantada por la globalización del proceso de racionalización, la masificación y la inercia que caracteriza la vida en las urbes hipertrofiadas de fin de milenio, donde todo parece correr en función del éxito personal y el consumismo alienante”. (Idem, 2000 ).
Mucho de esto se explica porque en esta sociedad globalizada el sujeto no se constituye sobre un espacio cercano, su identidad ya no tiene localización geográfica reducida. Como consecuencia de esto aparece un espacio neutral, abstracto, en el cual al sujeto le cuesta tener marcas de propiedad y cercanía. Se pierde por lo tanto el sentido cultural del espacio-lugar que es sustituido por un espacio neutral y homogéneo que sólo sirve para circular, sin ofrecer referentes de identidad. De esta manera se pierde uno de los elementos tradicionales de la construcción de la identidad, el espacio, es decir, se debilita un modo tradicional de constitución de la identidad (Urbaitel, 2007).
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