EL CUERPO FEMENINO de niña a mujer VI

24 07 2014

diosa

El cuerpo como superficie visual

Cada ser individual se puede llamar persona por la relación que establece con los otros, es la mirada de los otros lo que permite ubicar y existir en el tejido social como sujetos y cabe marcar aquí la hermosa novela Vendredi ou les limbes de Pacifique (viernes o el limbo del Pacifico), de Robinson donde revela: “ya no puedo sonreír faltándome un rostro sonriente. Verdad es que la expresión corporal me expresa a mí, pero sólo en la medida que esa expresión nace del eco
provocado y suscitado en el cuerpo de otra persona”28. Nuestro cuerpo no
adquiere una realidad plena y completa para nosotros, sino cuando nuestra aceptación de la mirada y el juicio de los demás permiten construir una imagen del cuerpo de conformidad con la configuración diseñada por nuestros deseos. Es entonces que se debe poseer un cuerpo que llame la atención, que sea objeto de la mirada del otro, por eso mismo se obliga a conservarlo joven, deseable, bello, sin el más mínimo signo de deterioro. En efecto, se comprueba así que el juicio social y, por consiguiente, los valores que esté supone no sólo condicionan el comportamiento por obra de la censura interior que ejercen y por los sentimientos de culpabilidad que suscitan, sino que además estructuran indirectamente el cuerpo mismo en la medida en que gobiernan su crecimiento (con normas de peso o estatura, por ejemplo), su conservación (con practicas higiénicas y culinarias), su presentación (cuidados estéticos, vestimentas, etc.).

El sujeto es presa de las exigencias de los demás, el sujeto se siente culpable por no tener el cuerpo que se pide, es objeto de toda la descarga del superyo castigador puesto en los ideales estéticos condición, claro está que no se presenta en todas las personas, existen unas más vulnerables que otras en las que el imaginario social tiene más impacto, esto está relacionado con la historia del sujeto y la construcción que tenga de su cuerpo; pero es difícil escapar a los mensajes expresados en los medios de comunicación, todos están saturados de anuncios orientados al cuidado del cuerpo, no hace falta buscarlos, sólo basta prender el televisor o la radio para ser empapados de la cultura Light, y el fenómeno Fitness, todo está al alcance de las manos, porque no sólo el cuerpo es visto sino también, como lo apunta Kesselman, S., ya desde 1985, “El cuerpo estético es mirado en su envoltura pero también oído, olfateado, tocado o degustado, oscila fundamentalmente entre lo bello y lo feo, con todas sus variantes”29. Este cuidado pone de manifiesto que se trata de dominar, una corporalidad cuyas necesidades y deseos, abandonados a sí mismos, pueden llevar al individuo al descontrol e incluso a la autodestrucción. “La actual pasión por las diversas modalidades de la conciencia del cuerpo es un síntoma del considerable componente narcisista que caracteriza a la cultura occidental contemporánea”30.

En todas partes se reclama el derecho del cuerpo, el derecho al ejercicio físico, el derecho a cultivar el cuerpo, el derecho al bienestar físico, el derecho a su bienestar. En suma, la civilización que hasta hace poco era una civilización contra el cuerpo, parece trasformarse en una civilización del cuerpo; la antigua cultura negativa del cuerpo parece convertirse en una cultura positiva, afirmativa. El cuerpo que no parecía poder constituir un valor cultural, se ha convertido en un valor fetiche que penetra todas las esferas de la cultura, ha llegado a ser el mediador de la cultura contemporánea en un sistema capitalista donde se busca solamente la obtención de dinero por medio del él, hay millones de dólares invertidos cada año en la procuración del cuerpo, se gasta en ropa, maquillaje, cambios de look, tratamientos faciales, dietas, ejercicios y cirugías plásticas. “Nuestras vidas o mejor nuestros cuerpos, son instrumentalizados por los objetos del progreso”31. Se encuentran por tanto en un nivel de manejo, lo cual quiere decir que son tratados como objetos, o mercancías que se pueden vender y comprar; parafraseando a Lipovetsky en 1986 “la investigación médica reconoce un derecho de propiedad comercial sobre el cuerpo”32.

“La sociedad tecnocra’tica, sociedad de información y consumo, en la que estamos envueltos genera nuevos síntomas, así como nuevas expresiones artísticas, en las que el hecho pulsional está convocado hasta la exacerbación. Los cuerpos y las vidas, al servicio del espectáculo se fetichizan. Darse a ver, a consumir, a través de todos los medios y las medias, acorta las distancias entre algunas formas del síntoma y determinadas representaciones artísticas”33. La relación de los individuos con el cuerpo ha dejado de ser poco importante pensado en términos de obligación incondicional, en cambio los referentes del bienestar y del cuerpo se han vuelto dominantes. “El cuerpo se convierte en sujeto”34. El cuerpo es promovido por ello al rango de verdadero objeto de culto.

28 Citado en Bernard, M. (1976) “El cuerpo”, Barcelona, España, Edit. Paídos, Pág. 28
29 Kesselman, S. (1985) “Dinámica Corporal”, Argentina, Edit. Ediciones Cinco.
30 Starobinsky, J. (1991) Historias natural y literaria de las sensaciones corporales. En: Fere, M. Naddaff, R. y Tazi, N. (Ed) “Fragmentos para una historia del cuerpo humano, parte segunda” (351-394), Madrid, España, Edit. Laurus. Pág. 357.
31 Colette, S. (2000) art. cit.
32 Lipovetsky, G. (1986) “La era del vació, ensayo sobre el individualismo contemporáneo”, Barcelona, España, Edith. Anagrama, Pág. 73
33 Bosch, V. (2003) “Salto al vació”, texto presentado en el espacio del grupo de investigación sobre creación y psicoanálisis (en prensa).
34 Sennet, R. (1994) art. cit. Pág. 108

Anuncio publicitario

Acciones

Información

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s




A %d blogueros les gusta esto: